Otro aspecto a tener en cuenta antes de trabajar son las
consideraciones de seguridad dónde el guía ha de verificar cada
ambiente que el perro va a investigar para asegurarse de que no hay
nada dentro de ese ambiente que pueda herir al perro.
Dentro del
entrenamiento hemos de saber que la cantidad de tiempo que un perro
necesita para progresar es variable en cada ejercicio y diferente en
cada perro. Por lo que la contestación que cada perro tiene al
entrenamiento puede variar cada día dependiendo del perro, del guía
o las condiciones medioambientales. Aún así, hay pasos que nos
debemos asegurar:
Asociación
de olor: se
trata de condicionar al perro para que comprenda que un olor
específico es lo que le lleva al premio. Para
ello podemos usar asociaciones indirectas como el método clásico o
bien asociaciones directas como la colonización.
Premios
primarios: Hay que premiar al animal por el acto de encontrar y
el guía debe continuar reforzando este concepto de premio aunque lo
iremos diluyendo a una simple alabanza como estímulo puente para
seguir trabajando hasta cerrar el ejercicio.
Indicación:
Hay varios métodos usados por un perro para indicar el hallazgo.
Los más comunes son el arañar, ladrar o sentarse/tumbarse. En el
ladrido hay que tener en cuenta que puede causar agotamiento en el
perro y, por lo tanto, menos capacidad de olfatear. El método
pasivo, como sentarse o tumbarse, es el idóneo si hablamos de
marcajes de sustancias explosivas.
Aumento de
presiones / distracciones: La etapa final del entrenamiento en
un perro detector es la ejecución de la detección en distintos
ambientes y situaciones que causen conflicto en el animal, y siempre
al nivel que el guía considere que el perro puede superar, como
ruidos o gentío e incluso otros animales.
Ver:
https://www.youtube.com/watch?v=te73GSt37vQ
Para lograr un
aprovechamiento eficaz del olfato del perro en las labores de
detección, el guía debe de tener en cuenta varias consideraciones
como que la práctica continuada es el único método para mejorar y
que, la naturaleza propia de cada animal, pide con frecuencia
modificaciones en su adiestramiento.
El perro posee un
sentido del olfato muy desarrollado, por ello forma parte de los
animales con olfato a los que se les conoce como animales
macrosmáticos. La nariz del
perro está constantemente asediada por el medio que les rodea y aún
así, es capaz de detectar un olor determinado en un lugar inundado
de varios olores, es decir, es capaz de discriminar olores.
Esta
aptitud de discriminación olfativa, constituye una de las
características predominantes de su evolución, es esta la aptitud
que un buen guía debe adiestrar si pretende utilizar al perro como
rastreador de olores.
Además,
debe conocer la estructura y funciones del plano nasal de su perro,
como el órgano vomeronasal (directamente
relacionado con el sentido del olfato) o
las células Globet, que humedece el aire que entra en la cavidad
nasal y atrapa las sustancias.
También
un buen guía debe ser
consciente de aspectos como la dirección del aire, la volatilidad o
la olorosidad a la que se enfrenta su can en las diferentes
situaciones y, en la medida de lo posible debe actuar como
facilitador del trabajo de su perro para que puede lograr una captura
y recompensa que lo aleje de la frustración de un trabajo
inconcluso.