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LAS ESPIGAS:


Con la llegada del buen tiempo, en el campo o incluso en los parques de las ciudades crecen las espigas. Normalmente tienen una forma típica de arpón, lo que permite que queden fuertemente enganchadas al pelo de los perretes. Cuando se secan, es muy fácil que se introduzcan en la nariz, ojos, que se claven en la piel ¡o incluso en las encías si a vuestros perretes les gusta masticarlas como a los míos!

Las espigas alojadas en los espacios interdigitales ( en las mollas) es muy frecuente. Por ello deberemos observar bien a nuestros perretes antes de que la espiga se clave profundamente. Si el perrete comienza a cabecear bruscamente mientras estamos en la calle o al poco de subir a casa, casi con toda seguridad tendrá una espiga alojada dentro del oído (VER OTITIS DE OÍDO EXTERNO).

Otro sitio donde las espigas pueden dar problemas es en la nariz. Si nuestro perrete se ha clavado una ahí comenzará a estornudar, arrugar la nariz, frotarse el hocico con las patas, etc. Puede que lo que hay provocado esta irritación haya sido expulsado con los estornudos, pero si la espiga no sale los síntomas irán empeorando y con el tiempo podremos observar pus saliendo de la nariz de nuestro animal.


Cuando las espigas se introducen en los ojos, se suelen quedar alojadas entre el globo ocular y el parpado. Notaremos que el perrete tiene un ojo medio cerrado y bastante inflamado. Las espigas en los ojos son uy molestas para nuestros perretes y pueden producir úlceras en la córnea. También pueden producir problemas graves al causar infecciones en la parte posterior del ojo.

En otras ocasiones las espigas se podrían clavar en la piel e ir moviéndose. Si la espiga entra por la boca puede ir alojarse directamente en el pulmón. Estos casos tienen categoría de urgencia. Por la frecuencia e importancia de este problema es bastante conveniente tomar algunas medidas preventivas.

Cuando paseemos con nuestro perrete deberemos evitar aquellas zonas donde hay mucha concentración de espigas. Debemos cepillarlo y revisar el pelo al volver de la calle, sin olvidar los espacios interdigitales y el interior de las orejas. Resumiendo, ¡deberemos chequear siempre a nuestros perretes para extraer las espigas antes de que se lleguen a clavar!

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