Las patologías del
oído son muy frecuentes. Cuando un perro se sacude o se rasca las
orejas con demasiada frecuencia casi seguro tiene una afección
auricular. Hemos de saber que el oído se divide en tres partes:
externo, medio e interno. Y a su vez cada una de estas partes
contiene diversas estructuras. Pero hoy, dentro del apartado de
SALUD, nos centraremos en la parte externa.
Es importante saber
que el conducto auditivo forma parte del oído externo y se extiende
desde el orificio externo hasta la membrana timpánica. Sabemos que
los pabellones auditivos serán distintos dependiendo de la raza del
perro por ello podemos decir que es una de las interferencias del
hombre en la especie.
Habituar al perro
para que se acostumbre a la inspección completa el oído ya que
depende del aguante y carácter del perro será más fácil o menos examinarlo.
Entrando en materia vamos a definir la otitis externa como la
inflamación del conducto auditivo externo. La aparición de prurito
auricular, que se acompaña de sacudidas de la cabeza y rascado del
oído deben hacernos sospechar así que deberemos mirar si existe la
presencia en el interior del oído externo de exudados de color
marrón, negruzco, verdoso o amarillento que implica siempre la
presencia de una inflamación así como si el oído despide mal olor.
Las causas más
comunes de la otitis externa son:
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Cuerpos extraños que se han introducido en el oído: plantas, pelo, arena, suciedad, arena, etc.
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Parásitos: Otodectes cynotis, Demodex cati, Sarcoptes scabiei, Notoedres cati, pulgas, garrapatas y hasta moscas.
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Microorganismos: bacterias y levaduras.
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Enfermedades virales como el moquillo.
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Enfermedades autoinmunes: Lupus eritematoso, pétigo.
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Hipersensibilidad: atopia, hipersensibilidad alimentaria, hipersensibilidad alérgica de contacto, reacciones farmacológicas.
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Desórdenes de queratinización: seborrea idiopática primaria, desequilibrio hormonal sexual, hipotiroidismo.
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Desórdenes glandulares: hiperplasia de la glándula ceruminal, hiper/hiplosasia de la glándula sebácea, alteración del tipo de secreción.
Los cuerpos extraños
provocarán que el perro chille sin motivo aparente y empiece a
ladear la cabeza hacia el lado del oído por el cual entró el cuerpo
extraño. Como consecuencia de esto habrá un proceso inflamatorio
que puede dar lugar a infecciones secundarias y se tratara con la
extracción del cuerpo más el tratamiento. Existen además factores
perpetuantes que no inducen a la aparición de otitis pero que
impiden su curación como son las bacterias y las levaduras. Las
primeras se encuentran en pequeña cantidad colonizando de manera
normal los conductos auditivos pero en presencia una otitis se
vuelven oportunistas y proliferarán hasta el punto de provocar
cambios patológicos. En cambio las levaduras contribuyen con
frecuencia a la aparición de otitis externa. La presencia de otro
germen y una bajada de las defensas en el organismo conseguirán que
estos microorganismos proliferen y empeoren la otitis.
La detección
temprana evita, así mismo, un dolor innecesario y la pérdida de
audición y ayuda a disminuir la presencia de trastornos refractarios
crónicos. Resulta importante entender que la relación con el perro
puede dejarse sentir en las afecciones óticas. El cuidado del oído
normal varía considerablemente entre animales. Por ello, no son
raras las afecciones óticas ocasionadas por propietarios demasiado
celosos o por los que han sido demasiado descuidados.
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