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Doble costo de alimentación y juguetes, atención veterinaria, impuestos y seguros.
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Más tiempo y dedicación a los paseos y la obediencia o limpiar en casa.
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Espacio suficiente para ambos en cuanto descanso.
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...y no hablamos de un coche más grande o las vacaciones!
Hemos de tener en
cuenta, además, la compatibilidad (los caracteres) de cada perrete
aunque sean de la misma raza y no subestimar la destreza y la mayor
fuerza necesaria para llevar dos perretes.
Si aún así sigues
decidido en buscar un camarada canino para tu perrete busca un animal
con un temperamento que se adecue al de tu perro. Para ello puede ser
una buena idea hablarlo con el criador y llevar a tu perrete o
contactar con un ADIESTRADOR PROFESIONAL. ¡Con dos perros tendrás
más alegría que con uno solo pero sin duda mucho más trabajo!
Has de tener en
cuenta que cuando llegue tu segundo perro en tu casa ya vive un
perro. Así que durante el aprendizaje de este segundo perrete tu
primer perro le servirá de modelo (para bien y para mal) y una
advertencia muy importante que considero que debes tener en cuenta es
el uso de las JERARQUÍAS. El cachorro debe entender que el perro
mayor siempre es el primero en la fila ya que si prefieres al
cachorrete trastornarás completamente el equilibrio de la balanza en
las comunicaciones caninas y pronto se originarán encontronazos.
Respeta la organización natural del “mundo canino” aunque
evidentemente hay excepciones: si nuestro primer perro quiere
apoderarse de la comida o casos de abuso.
Se pueden producir
problemas cuando se junta a un perro viejo que necesita serenidad con
un perro revoltoso ya que el pequeño torbellino nos mareará
bastante. Por lo general ambos perros se adaptan rápidamente el uno
a otro si el dueño asume su responsabilidad y cubre todas las
necesidades del grupo.
La madurez sexual es
otro punto a tener en cuenta ya que el cachorrete deja de tener este
“comodín” y el otro perro ya no le tolerará tantas tonterías
por lo que las luchas juguetonas pueden volverse más serias. El
dueño debe ser consciente de este juego de jerarquías y aceptar
incondicionalmente un cambio y conservarlo de un modo estricto. Puede
ocurrir que un perro grande y sensible respete toda su vida las
impertinencias de un perrete pequeño pero en caso contrario se
producirán conflictos y el más fuerte se verá obligado a defender
su posición.
Las riñas en el
juego no tienen porqué ser nada grave. Los cachorros se pueden
permitir muchas cosas con los perros grandes y los perretes adultos
lo enseñaran a comunicarse correctamente (saludar, someterse, …).
No fuerces las relaciones en casa y mantén espacios diferenciados
(camas, comederos,…) y procura que la vida de tu primer perrete se
altere lo menos posible por la presencia del nuevo peludo. Conserva
las horas de comidas, juegos y paseos para que nuestro perrete no se
frustre ni se enfoque con el segundo perro.
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