Por regla general,
los animales mueven la cola cuando están contentos, jugando,
comiendo o a gusto, pero no siempre se puede generalizar. Ciertos
movimientos de cola, cortos y rápidos, pueden indicar tensión o
nerviosismo, lo que puede dar lugar a un ataque.
Ante esta situación,
aunque veamos que el perrete mueve el rabo, si no lo conocemos
tendremos cuidado y preguntar a su dueño si podemos acercarnos o no
acercarnos en el caso de que esté solo.
Algo parecido pasa
con los gruñidos, en los momentos previos a un ataque de un perro el
animal nos hará saber tanto con su LENGUAJE como postura su
irritación. Otros indicadores pueden ser el pelo erizado, enseñar
los dientes o mirar directamente a los ojos. El gruñido puede
ser un aviso aunque hay perretes que se saltan este paso y
directamente atacan o muerden.
Por ello es
necesario conocer el lenguaje corporal del perrete y lo que nos
quiere decir el movimiento de la cola, el de las orejas, la posición
corporal o los gestos con el hocico.
También puede
suceder que estemos JUGANDO con él en casa a quitarle sus juguetes o
a tirar de ellos y nuestro perrete gruña. En este contexto no es
preocupante pero hay que hacerle entender que nosotros tenemos el
control de las cosas como jefes y que podemos manipular todos sus
juguetes e incluso su plato.
Por último, los
gruñidos también son característicos de los juegos entre animales,
sobretodo cuando se encuentran entre sus hermanos y empiezan las
luchas y los juegos propios de la estapa de SOCIABILIZACIÓN, pero…
¿cómo sé si mi perro juega o pelea? Si nos gruñe siendo
adulto, aunque depués no sobrevenga un ataque tendremos que tomar
medidas rápidamente puesto que el gruñido suele ser un aviso.
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