EL HIPERAPEGO:


Ya hemos hablado de la ansiedad por separación e hiperapego en este blog, pero la vuelta de las vacaciones es un momento en el que volvemos a la rutina de forma abrupta y para nuestros perretes puede ser un impacto inesperado.

Los comportamientos de apego son importantes y necesarios en las especies sociales, ya que contribuyen a mantener el contacto. Los perros viven en grupo y experimentan apego con sus miembros. Dado que los perros domésticos consideran que la familia humana constituye su grupo, se consideran unidos a sus miembros. Cuándo son separados de los miembros de la familia, los perretes puedes experimentar sufrimiento y comportamientos problemáticos relacionados con la ansiedad por separación. Por tanto, un alto grado de apego entre el perro y el dueño hace muy dependiente al animal de la compañía de las personas y consigue que muestren elevados niveles de ansiedad y ESTRÉS cuando estas personas están ausentes.

Además del apego exagerado hacia el dueño, existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de padecer este trastorno o precipitar su aparición:

  • SUCESOS TRAUMÁTICOS OCURRIDOS DURANTE LA ÉPOCA DE CACHORRO
  • CONVIVENCIA CON UNA SOLA PERSONA O FAMILIAS MUY PEQUEÑAS
  • CAMBIOS EN LOS HÁBITOS DEL DUEÑ@ (NUEVOS TRABAJOS, HORARIOS, NIÑOS…)
  • VACACIONES O BAJAS LABORALES

Normalmente, los perros que tienen ansiedad por separación se convierten en sombras de sus propietarios. Es muy normal que sigan continuamente a sus dueños por la casa si éstos se mueven, que descansen literalmente pegados a ellos ya que si los intentásemos sacar de la habitación no pararían de llorar o arañar la puerta.


Otro síntoma se puede observar en los rituales de bienvenida, cuando el dueño llega a casa, es exagerado, muy intenso y prolongado: Saltan, gimen y corren en círculos durante unos cinco o diez minutos. Aunque solo nos hayamos ausentado unos momentos.

Todas estas actitudes son a menudo reforzadas de manera inconsciente por los propietarios, que las interpretan como señales de cariño que su animal les profesa. Lo consideran algo normal sin pensar en ningún momento que realmente se encuentran ante un perrete con problemas de hiperapego ya que no es lo que debería hacer un perro en condiciones normales.

Este problema puede ser tratado y controlado. Siguiendo unas pautas generales de conducta para disminuir la ansiedad del perrete cuando esté solo:

  • DAR UN BUEN PASEO CON NUESTRO PERRETE ANTES DE MARCHARNOS
  • IGNORARLO 30 MIN ANTES DE MARCHARNOS SIN CARICIAS NI ELOGIOS
  • IGNORAR LOS RITUALES EXAGERADOS Y ESPERAR 30 MIN DESPUÉS DE LLEGAR A CASA PARA ACARICIARLO
  • EN CASA, EVITAR HACER CASO A NUESTRO PERRETE Y CONTROLAR LAS DOSIS DE CARIÑO

Muchos dueños piensan que cuando su animal muestra alguno de los síntomas típicos de la ansiedad por separación es por que se está comportando de un modo rencoroso o desobediente. Hay actitudes en algunos perros que parecen “pedirnos” ser perdonados pero no son una muestra de que el perro entienda que ha hecho algo mal si no que si ha aprendido que cuando llegamos a casa solemos enfadarnos intentará apaciguarnos con su LENGUAJE CORPORAL.

Dado que el castigo se produce mucho tiempo después de que se haya realizado el comportamiento, el perrete no asociará el hecho con el castigo y, si todo esto ha pasado antes, el perrete adoptará de inmediato una postura de sumisión que el dueño puede interpretar como culpabilidad.

Cuando estas normas no consiguen corregir completamente el problema, se puede recurrir a una segunda fase de tratamiento: realizar salidas programadas o graduales. Con ellas se intenta desensibilizar y acostumbrar al perrete de las ausencias del dueño. Estas salidas deben ser lo más reales posibles y cortas. Conviene contar con la supervisión por parte de un especialista ya que su asesoramiento nos ayude a conseguir el objetivo deseado y no hacer más mal que bien.

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