El sentido del olfato en un perro mejora en muchas veces al sentido oloroso de una persona. Básicamente, es absolutamente diferente, mientras un hombre tiene 5 millones de células olfativas, un pastor alemán puede tener 220 millones de células sensoriales olfativas.
Incluso puede haber diferencias de capacidad olfativa entre las razas de perros ya que está determinado que un Daschhund tiene unos 125 millones, cuando un Fox Terrier tiene 147 millones de células olfativas. También es relevante el tipo de hocico en los perros, ya que su olfato no es tan eficaz en perros chatos como en perros de hocicos largos.
Por ello la selección del ejemplar es muy importante dado el trabajo que se va a querer aplicar en él. Hay aspectos, entonces, que son necesarios tener en cuenta:
El tipo de raza
La edad
El sexo
Que algunas razas estén mejor dotadas que otras de una poderosa agudeza olfativa, tiene relación directa con:
La herencia genética
La inteligencia
El adiestramiento
Además, una vez hemos determinado con que ejemplar vamos a trabajar, éste debe mostrar:
Actitud posesiva
Actitud investigadora
Capacidad de concentración
Deseo de trabajo
Desensibilización medioambiental
Ver: https://www.youtube.com/watch?v=h1KT10s0oCw
Una vez tengamos todo esto, consideraremos el entrenamiento en obediencia como una necesidad que no debe estar por encima de la voluntad investigadora del animal, por lo que no puede ser un impacto negativo en la motivación del perro para trabajar. De hecho, creo que es mejor entrenar por separado en tiempo y situación la obediencia y la detección.
Después, podemos empezar a plantearnos el entrenamiento de descubrimiento básico. Para ello podemos elaborar fichas de trabajo en las que dejaremos registro de toda la información de la que dispongamos: fecha, lugar, tiempo de entrenamiento, sustancias tratadas y cantidades, condiciones ambientales y todo lo que consideremos relevantes como fallos o aspectos a mejorar. Estas anotaciones deberían ser revisadas antes de plantear la siguiente práctica para ir sumando una progresión positiva tanto en el animal como en el guía.