El tiempo pasa para todos, y en el perro sénior se produce una disminución de la masa muscular y aumenta la proporción de la grasa corporal, la piel pierde elasticidad y aparecen zonas con falta de pelo y canas. Algunos sentidos pierden algo de su capacidad: opacidades en los ojos o pérdida de agudeza visual, pérdida de audición porque se endurecen los huesecillos de las orejas, pérdida de vigorosidad, etc.
También podemos observar que el perro mayor es más sensible al calor o al frío ya que el control de su temperatura corporal es menos eficiente. También presenta una disminución general de las defensas por lo que pueden aparecen más infecciones. Su corazón envejece y pierde eficiencia por lo que se cansa más con menos.
Los cambios del comportamiento van desde que el animal se desoriente, interactúe menos con la familia, dificultad para reconocer sitios o personas conocidas y cambios en las rutinas del sueño.
El envejecimiento junto a nuestros amigos es inevitable y hermoso. Con los cuidados y atenciones adecuados podremos conseguir que los años de nuestro amigo anciano sean felices y que disfrute de una buena calidad de vida.
La dieta no puede revertir el proceso natural del envejecimiento, pero una nutrición de buena calidad, adaptada a esta edad, puede contribuir a mejorar la calidad de vida del perro. El control de la cantidad de proteínas, de fósforo y sodio, junto con una reducción del volumen de calorías, tiene un efecto muy positivo en la prevención de patologías que aparecen con la edad.